La pandemia no solo ha afectado a nuestra salud física y mental, sino también a nuestra salud visual. Así lo demuestra el informe “Verse bien” elaborado por la Dirección de Salud Visual de Essilor Portugal, que revela que un 44,2% de los ciudadanos notó una pérdida de agudeza visual en el último año. Y esto no es todo. Los expertos alertan del auge de síntomas de presbicia (vista cansada) en edades tempranas y cómo el desarrollo de la miopía se ha agravado significativamente por el aumento de las horas de exposición en equipos digitales.
En este contexto, el papel de las ópticas es fundamental para minimizar el impacto de la pandemia en la salud visual de los ciudadanos. Dar una respuesta efectiva a estos nuevos problemas que surgen tras la pandemia pasa, necesariamente, por reforzar el posicionamiento clínico del óptico optometrísta dentro de la óptica.
Este informe, cuyo objetivo es identificar el impacto del cambio de hábitos en la pandemia sobre nuestros ojos, se realizó entre septiembre y noviembre de 2020 sobre 833 personas que respondieron un cuestionario sobre salud visual supervisado por el oftalmólogo Dr. Salgado Borges. Una de las conclusiones más relevantes es que el 29% de los encuestados afirma que su visión empeoró durante el confinamiento.
La prohibición de salir al exterior durante los meses de confinamiento, la generalización del teletrabajo y, al mismo tiempo, el uso intensivo de dispositivos digitales como smartphones o tabletas, ha disparado el riesgo de deterioro de la salud visual. En concreto, el 50% de los encuestados señaló que ha utilizado dispositivos digitales durante más de 5 horas al día; un tercio ha estado más de 8 horas al día y el 90% ha estado mínimo 3 horas frente a un dispositivo digital.
Todos estos usos tienen un efecto directo sobre el desarrollo de la miopía y otros problemas visuales:
Por otro lado, el estudio hace hincapié en cuándo aparecen ya los primeros síntomas de la presbicia, sobre todo, a partir de los 45 años. Es destacable que 9 de cada 10 entrevistados revela que sintieron los primeros síntomas a partir de los 40 años:
Curiosamente, entre quienes afirman no usar gafas para corregir la presbicia, un tercio de ellos dice no hacerlo “para no acostumbrarse” y el 11,3% porque eso implicaría “tener que realizar una consulta”.
¿Y qué ocurre con los menores? El 80% de los padres manifiestan sentirse preocupado por la salud visual de sus hijos, por encima, incluso, de llevar una alimentación saludable (77,2%) o su higiene dental (78,2%). A pesar de esta preocupación, el 90% de los progenitores manifiesta que es consciente de que el uso de pantallas es un factor de riesgo en la aparición y desarrollo de la miopía en los niños, pero solo el 55% cree que puede limitarles el uso de estos dispositivos.
El papel de las ópticas y sus profesionales de crear una relación de confianza y cercanía con los clientes, que les invite a cuidar su salud ocular, es ahora más necesaria que nunca. Por ello, para dar una mejor respuesta a las inquietudes de los clientes es recomendable:
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1 Comment
Muy buen aporte. Gracias por compartirlo.