Hablamos con Rafael Pérez Cambrodí, Doctor en Optometría y Ciencias de la Visión por la Universidad de Valencia, con la nota en la Tesis doctoral «Cum Laude». Posee el Máster en Optometría Clínica e Investigación (UEM), el Bachelor of Sciences in Optometry (New England College of Optometry. Boston. USA) y, además, es diplomado en Óptica y Optometría por las Universidades de Alicante y Granada, y Licenciado en Historia por la de Alicante.
Actualmente es profesor asociado en la Universidad de Alicante y de Alcalá de Henares; responsable de la Unidad de Baja Visión de la ONCE en Alicante y director técnico de Cambrodí Ópticos en la misma ciudad. Ha sido Profesor Asociado del departamento de Óptica de la Universidad de Valencia entre 2006 y 2019, institución con la que actualmente colabora en diversos cursos de postgrado oficiales y títulos propios.
Asimismo, fue responsable de la Unidad de Optometría de la Clínica San Carlos (posteriormente Hospital Medimar) de Alicante entre 1995 y 2018. Es vicepresidente del Colegio De Ópticos-Optometristas de la Comunidad Valenciana (COOCV), presidente de la Sociedad de Optometría y Contactología de la Comunidad Valenciana (SOCCV) y miembro de la comisión permanente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO).
RELACIÓN DE PREGUNTAS:
Casi se puede decir que nací en la óptica. Mi madre es óptico-optometrista y se estableció en Alicante en 1968 tras estudiar en el Instituto Daza de Valdés de Madrid. He vivido siempre el ambiente de la óptica, la cercanía con la gente de nuestro entorno, la confianza y el inmenso papel que ejercía el óptico de barrio como consejero, confidente y, por supuesto, como profesional de la visión.
Muy pronto me interesé y me sentí cautivado por los misterios de las lentes, los espejos y aquellos aparatos tan complicados que servían para medir y saber qué gafas necesitaban las personas. A medida que fui estudiando el bachillerato de Ciencias me di cuenta que Óptica integraba disciplinas que se me daban bien como la Física, al Química y las Ciencias Naturales. Así que, coincidiendo con la reciente apertura de la Escuela Universitaria de Óptica en mi ciudad, Alicante, me decidí a estudiar esta carrera.
Cuando acabé mis estudios la carrera era todavía de grado medio, de tres años, que no permitía acceder a los grados formativos más elevados como el doctorado. No parecía que esto fuera a cambiar a corto plazo, así que decidí ir a Madrid a ampliar mi formación en un centro privado gracias al cual conocí la Optometría que se realizaba en otros países, concretamente, en Estados Unidos y Canadá. Aquel descubrimiento abrió mis expectativas y marcó en mí definitivamente el convencimiento de lo que debe ser la profesión de óptico-optometrista, que tiene el privilegio de combinar la labor profesional como agente sanitario de salud visual primaria, con otros aspectos técnicos, comerciales y de gestión.
En NEWENCO (New England College of Optometry), una de las facultades de Optometría norteamericanas más prestigiosas, conocí a referencias mundiales de la Optometría de las que fui alumno como Bruce Moore o Kenneth Ciuffreda, entre muchos otros. La vuelta a España me mostró todo el enorme camino que todavía había que recorrer desde el ámbito profesional al académico. El plan Bolonia y la creación de los grados universitarios nos equiparó con los antiguos licenciados, y así pudimos acceder a programas de doctorado y defender nuestras tesis de investigación en Optometría. La Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias de 2003 nos reconoció por primera vez como profesionales sanitarios y marcó el camino de nuestro desarrollo y formación clínica.
La optometría debe caminar en dos sentidos que no son excluyentes: la prevención y la rehabilitación. La Optometría General o Comunitaria y la Optometría hospitalaria nos proporcionan todas las herramientas para ser un buen profesional de Atención Primaria, es decir, para resolver pero también para prevenir, detectar y eventualmente referir convenientemente.
La especialización en Contactología Avanzada, en Baja Visión o en Rehabilitación Visual Ortóptica nos permite la labor de rehabilitación que nos exige la sociedad para casos específicos. Creo que primero debemos siempre formarnos como buenos optometristas generales y, a partir de ahí, valorar si nos interesa desarrollar una faceta rehabilitadora. Tampoco debemos olvidar el emergente rol que el óptico-optometrista adquiere en el ámbito de la investigación y que será cada vez más potente en el futuro, especialmente en el desarrollo de nueva tecnología diagnóstica y en la validación y evaluación de nuevas lentes oftálmicas, de contacto e intraoculares.
Me parece muy interesante que se avance en la caracterización de las disfunciones oculares y visuales que acompañan y coexisten con problemas de aprendizaje o del neurodesarrollo como el TEA, el TDHA o la dislexia, entre otros. De esta forma podremos no tratar el problema, pero sí contribuir, como parte de equipos multidisciplinares a eliminar obstáculos que puedan enlentecer o empobrecer el pronóstico de las intervenciones de otros profesionales. En este sentido y ya en el ámbito de las disfunciones de la acomodación y la binocularidad, podemos decir que la Optometría española es puntera en el desarrollo de programas rehabilitadores que, basándose en la evidencia científica, han cambiado el paradigma de la Terapia Visual clásica. Se imponen los programas domiciliarios, la aplicación de la realidad virtual y el control e intervención remota y constante por parte del optometrista.
También es muy llamativo el avance en la caracterización de biomarcadores oculares fiables para las enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson o el ELA que puedan contribuir al diagnóstico precoz y a la validación de la eficacia de nuevos tratamientos.
El óptico-optometrista debe conocer cuáles son las implicaciones estructurales y funcionales de la miopía elevada y, por lo tanto, debe intentar dotar a la población a su cuidado de toda la información y herramientas que permitan ralentizar su progresión. Afortunadamente, estas son numerosas y con un grado de evidencia y aplicabilidad diferente.
Desde el ámbito de la Optometría podemos proporcionar consejo a los padres sobre la necesidad de pasar tiempo al aire libre en actividades lúdicas y deportivas, y también en cómo deben ser las condiciones para usar los dispositivos electrónicos en términos de distancia, tiempo de exposición y luminancia del ambiente; en este sentido ya hay disponibles aplicaciones móviles que permiten el control objetivo de estas variables que facilitan el cumplimiento y permiten una retroalimentación entre paciente y profesional.
Ya desde una perspectiva activa debemos formarnos específicamente en las alternativas terapéuticas que nos facilitan las lentes de contacto, tanto las hidrofílicas de desenfoque periférico como las lentes de orotoqueratología, ambas con un grado de evidencia moderado alto para el control de la miopía. No debemos soslayar que abordar el control de la miopía en la consulta de Optometría requiere de un esfuerzo de formación y una inversión económica considerable pero que a corto-medio plazo es rentable económica y profesionalmente.
Hace ya algunos años que el óptico-optometrista entró a formar parte del Sistema público de Salud en la Comunidad Valenciana y también en otras comunidades autónomas. Pero todavía son pocos los compañeros que trabajan en hospitales y centros de salud de la red pública. Gracias a su profesionalidad y buen hacer hemos ido convenciendo a otros profesionales de la Salud como médicos de Atención Primaria, enfermeras, Pediatras y Oftalmólogos de lo beneficioso que es contar con la figura del óptico-optometrista, tanto en la Atención Primaria como en la especializada. De hecho, los hospitales que cuentan con el óptico-optometrista tienen una mayor eficacia asistencial, con menos listas de espera, mayor satisfacción de los pacientes y una mayor dedicación de los oftalmólogos a su actividad quirúrgica.
Las propuestas y estudios que se han presentado desde el COOCV y desde el CGCOO a las autoridades y diferentes administraciones permiten de forma objetiva asegurar que la inclusión del óptico-optometrista en Atención Primaria permitirá reducir considerablemente el coste sanitario, identificando de forma precoz qué condiciones puede manejar y cuáles deben ser tratadas por el médico oftalmólogo en asistencia especializada. En torno a dos tercios de los pacientes que acuden al médico de Atención Primaria por problemas de visión, cuyas quejas principales son defectos refractivos no compensados y disfunciones de la acomodación y visión binocular, pueden ser convenientemente identificados y tratados por el óptico-optometrista con el consiguiente alivio de la lista de espera en Atención especializada. Nuestra misión como corporación colegial es informar y recordar constantemente a administraciones, partidos políticos, sindicatos y autoridades sanitarias esta realidad que no trata más que de procurar una buena gestión de los recursos públicos a través de la optimización de los procesos y la incorporación de profesionales perfectamente cualificados y que están al servicio del bien social.
La imagen que como profesionales hemos transmitido a la población durante la pandemia fue muy positiva. Estuvimos al servicio de la sociedad cuando el sistema sanitario se colapsó. De esta forma hemos atendido a pacientes con patologías diagnosticadas por el oftalmólogo que necesitaban de un control periódico como glaucomas, cataratas o DMAE. Este servicio implica un alto grado de especialización y que nos proporciona nuestros estudios universitarios de grado. Creo que la mayor parte de la población ha entendido que ha sido atendido por un profesional cualificado y que, por lo tanto, los servicios que se les han proporcionado tienen un gran valor. Creo que debemos aprovechar para implantar de una vez por todas, el cobro de honorarios profesionales independientes del valor del producto. No cobrar honorarios nos denigra a todo el colectivo como profesionales, supone una competencia desleal e impide el avance en el reconocimiento social y por parte de otras profesiones que sin duda merecemos por formación, esfuerzo y experiencia. Además, proclamar públicamente la gratuidad de los servicios es censurable y moralmente cuestionable desde la Deontología profesional.
Espero que en los próximos años, el óptico-optometrista esté representado plenamente y en número suficiente en los centros de salud y hospitales de nuestro país. También, imagino la plena incorporación de ópticos-optometristas a labores de investigación en centros avanzados de referencia. De la misma forma, el profesional que desarrolle su labor en un establecimiento sanitario de Óptica gozará del reconocimiento social que merece a través de su labor asistencial como profesional de atención primaria, compartiendo información y responsabilidades con otros profesionales de la Salud. Espero que el óptico-optometrista desarrolle todavía más si cabe su sentido crítico y su capacidad de reconocer qué herramientas clínicas y terapéuticas puede aplicar y cuáles no debe por carecer del mínimo nivel de evidencia científica. Conseguiremos un colectivo fuerte y cohesionado, consciente de la importancia de su actividad, en una profesión de futuro y con sólida base científica. Para ello puede contar con el apoyo colegial y de la Sociedad Española de Optometría a la que debemos prestar soporte. Ir en la dirección contraria implicaría la banalización de nuestra actividad y la pérdida del respeto de pacientes y profesionales conseguido hasta hoy.
Hemos trabajado en compañías globales, pero también en pequeñas y medianas empresas y hemos sido emprendedores, por eso nos ponemos en la piel del empresario, conocemos tus retos y preocupaciones. Por eso te ayudamos a acelerar tu negocio, aplicando las soluciones utilizadas por las grandes compañías, pero adaptándolas a tus necesidades. Hacemos marketing práctico, aportando valor y hablando tu idioma y, por supuesto, el de tu negocio.
