¿Es cierto que la miopía es un problema grave? Las patologías asociadas al desarrollo de miopía y miopía magna son:
Al ritmo al que crece la miopía actualmente, se estima que contará con 5000 millones de afectados hacia el año 2050, que sería prácticamente la mitad de la población mundial. En China hace 60 años la prevalencia era del 10 al 20%, ahora las cifras entre los más jóvenes alcanzan entre el 80 y el 90%.
Además, existe un 13% de miopes entre los niños de cinco años, y un 20% entre los que han cumplido 7 años. Además, un 33% de los que tienen miopía pasan más de dos horas al día en dispositivos móviles.
La Campaña Escolar en favor de la Salud Visual Infantil’ realizada por la Fundación Alain Afflelou recogió analiza las fichas de 3.541 niños.
El estudio reveló que los niños de entre cinco y siete años pasan una media de una hora y veinte minutos usando tabletas, móviles, ordenadores o consolas. A esto hay que sumar, la hora y 23 minutos que dedican a ver la televisión y los 51 que dedican a leer.
Además, los datos reflejan que el 30% de los pequeños pasa más de dos horas diarias con dispositivos digitales, una cifra que se eleva hasta el 33%, en el caso de los niños miopes.
La probabilidad de desarrollar una miopía importante en un niño es 3 veces superior a la media si uno de los padres es miope y 6 veces superior si lo son dos.
Cada dioptría de más aumenta:
El conjunto de “tratamientos funcionales” que aplicado bajo la supervisión de un optometrista se realiza para ralentizar las miopías progresivas, presente en niños y jóvenes.
La miopía provoca un aumento del riesgo de patologías asociadas cuanto mayor sea su graduación, es decir, que es importante mantener la graduación tan baja como sea posible.
Permitir un desarrollo del ojo con el menor riesgo posible de patologías oculares en el futuro es la premisa por la que se está invirtiendo tanto esfuerzo en concienciar e informar a la población de los efectos adversos que puede tener no hacer nada para detener el aumento de miopía, y de ahí la intervención con distintos métodos, adaptados a la necesidad particular de cada paciente.
Estas medidas tienen evidencia científica clínica de grado 1.
En definitiva, el control de miopía lo prescriben únicamente profesionales de la visión, el optometrista buscará la mejor solución posible para el paciente. Siempre hay que recordar que nunca es tarde para intentar conseguir una solución mejor, es decir, que no podemos darnos por vencidos porque el paciente ya haya comenzado la adolescencia, hay más opciones. Sin duda, el ‘control de miopía’ en la óptica puede cambiarlo todo.
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